La renuncia de Riquelme le adelantó la decisión a Maradona, su propio debate sobre la velocidad de la Selección. Aunque el enganche le da más volumen de juego, después de ganarle a Francia el técnico pensó que Román le tiraba un ancla en los pies a Messi. Más allá de gustos y exageraciones, tarde o temprano iba a optar por armar el equipo alrededor de Lionel, en jugarse la plata por quien considera el mejor del mundo. Y ya se percibió contra Venezuela. Fue la Selección del 10 por Diego, sí, pero fundamentalmente por Messi.
Se jugó como le gusta a Messi, al uno contra uno permanente, al cara o ceca con el rival en la banda. El fútbol horizontal fastidia al zurdo, parece sacarlo del partido. Esta vez, en el segundo tiempo se pasó rápido entre líneas, más a lo Bielsa que a lo Basile, y Messi jugó su mejor partido en el Monumental. El no es de estar en contacto con la pelota los 90 minutos en Barcelona, aunque sus explosiones son continuas. Como ayer. Por eso por primera vez lo ovacionaron. Fue el dueño del equipo y hasta de la camiseta que era de Román.
La mirada inconforme planteará que el rival fue Venezuela, un papelito que se voló con la pequeña brisa de la tarde. Igual, nunca es fácil meter cuatro goles. Y son los propios jugadores los que repiten que este módulo táctico, o el 4-4-2 que se utilizó en Marsella y se piensa para La Paz, son más acordes para competir en el Mundial. En todo caso, la clave en Sudáfrica no pasará por la disposición geográfica sino por tener encendido a Messi. Como diría Cappa, el DT de moda hoy en día, en su gol definió con la suavidad con la que se debe cerrar la puerta de un Rolls-Royce.
Como ningún equipo, la Selección permite la sentencia, sacar conclusiones tajantes de un partido. Mascherano juega siempre bien, es irremplazable, el único que en vez de marcar, ataca al rival que tiene la pelota. Carrizo, pese a lo que digan en Lazio, es un arquero de Selección grande; de los pocos calificados con siete puntos atajando tres pelotas en un 4-0. Agüero deberá combatir con sus características para ser el 9 soñado; rebotó mucho y mal de espaldas hasta que le dio un gran pase a Maxi en el tercero y metió el cuarto con un espanto del arquero. Gago intentó disimular a Riquelme en el inicio y no pudo, preso de su imprecisión, pero no perdió la agresividad de sus partidos con Diego. Maxi Rodríguez casi no sale en los diarios, en el Atlético ha estado mejor, aunque hay pocos volantes argentinos con tanto gol como él. Y patea de lejos, ya lo comprobó La Volpe en Alemania 2006.
Maradona se refundó él mismo, volvió a sentir el endiosamiento de la gente, a cantar contra los ingleses. Pero su mejor gestión será refundar la Selección. Por ahora el plus de Diego consiguió el plus de Messi. Argentina fue más que nunca de ellos. De los 10.
Se jugó como le gusta a Messi, al uno contra uno permanente, al cara o ceca con el rival en la banda. El fútbol horizontal fastidia al zurdo, parece sacarlo del partido. Esta vez, en el segundo tiempo se pasó rápido entre líneas, más a lo Bielsa que a lo Basile, y Messi jugó su mejor partido en el Monumental. El no es de estar en contacto con la pelota los 90 minutos en Barcelona, aunque sus explosiones son continuas. Como ayer. Por eso por primera vez lo ovacionaron. Fue el dueño del equipo y hasta de la camiseta que era de Román.
La mirada inconforme planteará que el rival fue Venezuela, un papelito que se voló con la pequeña brisa de la tarde. Igual, nunca es fácil meter cuatro goles. Y son los propios jugadores los que repiten que este módulo táctico, o el 4-4-2 que se utilizó en Marsella y se piensa para La Paz, son más acordes para competir en el Mundial. En todo caso, la clave en Sudáfrica no pasará por la disposición geográfica sino por tener encendido a Messi. Como diría Cappa, el DT de moda hoy en día, en su gol definió con la suavidad con la que se debe cerrar la puerta de un Rolls-Royce.
Como ningún equipo, la Selección permite la sentencia, sacar conclusiones tajantes de un partido. Mascherano juega siempre bien, es irremplazable, el único que en vez de marcar, ataca al rival que tiene la pelota. Carrizo, pese a lo que digan en Lazio, es un arquero de Selección grande; de los pocos calificados con siete puntos atajando tres pelotas en un 4-0. Agüero deberá combatir con sus características para ser el 9 soñado; rebotó mucho y mal de espaldas hasta que le dio un gran pase a Maxi en el tercero y metió el cuarto con un espanto del arquero. Gago intentó disimular a Riquelme en el inicio y no pudo, preso de su imprecisión, pero no perdió la agresividad de sus partidos con Diego. Maxi Rodríguez casi no sale en los diarios, en el Atlético ha estado mejor, aunque hay pocos volantes argentinos con tanto gol como él. Y patea de lejos, ya lo comprobó La Volpe en Alemania 2006.
Maradona se refundó él mismo, volvió a sentir el endiosamiento de la gente, a cantar contra los ingleses. Pero su mejor gestión será refundar la Selección. Por ahora el plus de Diego consiguió el plus de Messi. Argentina fue más que nunca de ellos. De los 10.
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